Con rezos y comidas especiales, como los pibipollos, familias del Camino Real en Campeche, dieron la bienvenida a sus seres queridos fallecidos
Tirso Balam
Campeche, Camp. noviembre 2, 2020.- La pandemia no fue ningún impedimento y como marcan las costumbres y tradiciones, el mundo de los vivos se conjugó con el de los muertos ayer domingo primero de noviembre, en su reencuentro místico y enigmático, a través de los altares de Hanal Pixán que se pudo observar en un sinnúmero de hogares en esta región del Camino Real, que se desarrolló sin tanta aglomeración como en años anteriores, debido a la contingencia sanitaria, cumpliendo con las recomendaciones del sector salud.
Miles de familias de este municipio y región del Camino Real, le dieron la bienvenida a los finados como parte de la herencia cultural maya en la que se continua rezando y ofrendando por la memoria de los fieles difuntos ya que se cree que los pixanes (ánimas) visitan a sus familiares en estos días y aunque en varios hogares no fue mucha la ofrenda que se presentó, pero la gran mayoría, por no decir todos, hicieron un gran esfuerzo para ofrecer el banquete digno a sus seres queridos ya fallecidos.
Varias familiares desde la noche del pasado sábado hicieron las compras, otros ayer domingo que desde temprana hora colocaron los altares y todo lo que en vida le gustaba disfrutar a nuestro ser querido difunto, como la familia Canché May, quienes hicieron rezos y después sacaron el pibipollo que estaba enterrado para asentarlo un momento encima de la mesa y después degustarlo.
Margarita May de Canché comentó que cada año hacen este ofrecimiento a los fieles difuntos y se les ofrece de corazón y esto se pone de manifiesto cuando la vela resplandece durante el rosario, según las creencias debido a que el ánima del difunto está presente.
Estas ofrendas se pudieron observar en prácticamente todos los hogares de ayer domingo primero de noviembre, al recordar a nuestros muertos adultos.
La lluvia no pudo faltar en esta fecha y para muchas familias es un elemento indicativo de la llegada de los fieles difuntos y esta no se hizo esperar ya que desde el amanecer del pasado sábado y todo el día de ayer domingo por momentos se dejaba caer la llovizna y por momentos arreciaba. Mientras, los pibes salían doraditos desde bajo la tierra, como lo marca la tradición.